El arquitecto se inspiró en el libro de Walter
Benjamín “Einbahnstrasse” (calle de un solo sentido) y la ópera de Arnold
Schönberg, "Moses und Aron", una obra de 3 actos cuyo acto final es
incompleto. Libeskind quería que su edificio sea la culminación de esta obra.
La forma quebrada del edificio representa la
tortuosa historia de los judíos en Alemania, pero también es una estrella de
David desdoblada; La forma del edificio quiso respetar la presencia de árboles
existentes, doblándose ante la presencia de ellos, pero fundamentalmente buscó
orientarse a sitios de eventos y personalidades históricos relativas a los
judíos en Berlín.
PLANTA
La planta del edificio parte de una línea picuda
con forma de rayo.
Esta línea quebrada podía haber continuado en cualquier
dirección porque parece no terminar.
Existe otra línea recta oculta, en la
planta del museo, que atraviesa todo el edificio y desde la cual se articula
esa característica forma de “rayo”. La forma picuda que tiene la planta hace
que esta línea recta esté interrumpida a trozos. Estas dos son las bases
fundamentales de su diseño.
VISTA INTERIOR Y EXTERIOR
El Museo Judío de Berlín cómo un edificio, por
sí mismo, puede transmitir al visitante unas experiencias y sensaciones únicas.
Con la arquitectura se puede conmover, inquietar
y emocionar, conectar al individuo con la historia y hacerle reflexionar.
Tanto es así, que este museo abrió sus puertas… ¡vacío! Sin nada que exponer,
sólo sus paredes desnudas y su propia capacidad de ser percibido y recorrido,
experimentado y vivido.
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